Quinta Calderon - Restaurante el Tio 2 / al momento 110 votos
Estimados Señores:
Una disculpa, ese es el texto de complemento de mi propuesta enviada anteriormente (que olvide subir)
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Siguiendo las bases de su convocatoria les estoy proponiendo tomar en cuenta a la Quinta Calderón y su historia, que forma una unidad con el Restaurante El Tío, siendo la continuidad del desarrollo de ese espacio urbano del antiguo Monterrey.
Creo que de las tres categorías de Maravillas que ustedes han dividido el Concurso, ésta pertenece a la tercera: Maravillas Históricas Culturales.
Estoy enviando texto descriptivo aparte ya que cubre tres siglos de nuestro tiempo, el
XIX, XX y XXI , razón por la cual es muy difícil ser más compacto para dar una verdadera idea de la Historia de este importante sitio familiar que fue para la ciudad.
Las fotografías antiguas pertenecen al fondo Refugio Z. García y de la Fototeca General del Estado de N.L. Los dibujos de planta y alzado arquitectónicos del Gran Chalet Quinta Calderón son de mi autoría y las fotografías mas recientes en el tiempo son familiares. Hace tiempo 2012, publicamos un libro llamado también Quinta Calderón. Un ensayo Histórico Genealógico de dos familias pioneras del comercio y la industria en Monterrey. Como presentación a la Sociedad de Historia, Geografía y Estadística.
Yo nací en Monterrey el año de 1937, mi Padre El Tío también 1909 y mi Abuelo también en 1864, barrio de Catedral. Adjunto mi credencial del INE. Gracias y enhorabuena por tan interesante concurso.
LA QUINTA CALDERÓN - EL TÍO RESTAURANTE.
La historia de un espacio de la traza urbana antigua de la ciudad de Monterrey resulta ser un concepto cultural y de divertimiento de la sociedad regiomontana. La Quinta Calderón extendía el espacio cotidiano de la morada familiar hacia un gran espacio verde como si fuera una alameda y que además contenía una variedad de diversiones para el público en general. El ámbito de lo público siempre fue una responsabilidad del Estado, siendo lo público todo lo que le interesa al pueblo: la educación, la seguridad, el orden, la salud y la utilización del tiempo libre, la cultura en general.
José Calderón Muguerza fue más allá de su deber meramente empresarial y con gran altruismo abrió al público una gran propiedad que guardaba como un huerto privado y finca de reposo al poniente de la ciudad. La había heredado de su padre José Calderón Penilla quien, a la vez, fue el creador de Cervecería Cuauhtémoc. Adquirió esta magnífica propiedad desde 1875 a don Ramón Lafón la cual fue acrecentándola hasta completar 4.5 hectáreas. Estas fincas fueron muy preciadas a finales del siglo XIX porque ya se había regulado el agua rodada que venía de La Huasteca, el obispo fray Rafael José Verger y Suau las dividió en tres ramales siendo la principal la acequia llamada “Los Tijerina” que irrigaba la zona de las Quintas y corría paralelamente entre la calle Hidalgo y el río Santa Catarina. Pasaba la plaza la Purísima y terminaba en una gran pileta en la calle Morelos con Garibaldi, la llamada placita Degollado.
Si ponemos atención a Carlos Pérez Maldonado sobre La Quinta, ya para 1896 José Calderón había construido el Gran Chalet de Eventos. El proyecto general se componía de varias actividades: un pabellón como fuente de sodas, llamado Café Quinta Calderón, un amplio patinadero, dos canchas de tennis, caballerizas, juegos mecánicos, unos enormes columpios dobles, kioscos como dulcerías y pérgolas para sombras. Andadores para un trenecito y fuentes de agua. Mi padre el Tío Velarde añadió los ponys y carritos tirados por chivitas, conjuntó también un pequeño zoológico. Todo dentro de un espacio verde con grandes sabinos al lado de la acequia de agua rodada y un bosque de jacarandas.
Sería interminable narrar todos los eventos que se llevaron a cabo en ese bello lugar como si fuera un gran parque para la ciudad. La Quinta Calderón tuvo tres etapas muy bien definidas. Primera: Los Grandes Banquetes. Desde 1900 hasta 1930 la actividad fue pasiva y contemplativa en sus jardines salpicada con actividad los fines de semana con banquetes de bodas. Cada personaje del gobierno o militar que llegara a la ciudad se le hacía un evento. El Consulado Americano rentaba el salón muy seguido, se respiraba la “La Paz Porfiriana”, algo similar a “La Belle Epoque” europea. La gente quería salir a los grandes parques y jardines a divertirse. Destacar sólo dos eventos importantes, entre muchos. En octubre de 1911 un banquete al Presidente electo Francisco I. Madero en su visita a Monterrey. Fue la última vez que lo vieron nuestras autoridades y la sociedad pues se desencadenó la terrible “Decena Trágica”.
La Revolución nos trajo al varón de Cuatro Ciénegas, Venustiano Carranza invitado a una comida en su honor en la Quinta de José Calderón el 2 de junio 1914. El auto-proclamado encargado del Poder Ejecutivo de la Nación venía a recabar fondos para su causa.
La Segunda Etapa. Tertulias, Variedades, Artistas y Orquestas. Corresponde a los años 1930 a 1955. Ya con la administración de mi padre que se las ingenió traer cantantes de la ciudad de México y con orquestas locales hacer tertulias los domingos. Desde Rosendo Caballero con la Banda del Estado, allí tocaron las orquestas de Isaac Flores, José Sandoval, Metrónomo del Prof. Manuel Flores Varela, el “Pelón” Riestra, don Alejandro Luna orquesta Casino Embajadores, Monte Carlo de Rogelio Arrambide, Armando Thomae y la de Gustavo Rubio Caballero, entre otras. La variedad más concurrida de todas fue del famoso cantante y actor Fernando Fernández ídolo de las mujeres y medio-hermano del “Indio”. El Tío Velarde le agarró el hilo a las variedades y mandó construir un foro escénico en el patinadero. Presentaba cómicos, malabaristas, magos, actores de comedia, hasta luchadores, un domingo se le ocurrió presentar: “El gran luchador Barbón Zamarripa, campeón de la Arena Coliseo contra un Oso, dentro de una jaula”. Le estuvo haciendo publicidad por 15 días. A las seis de la tarde ese domingo, La Quinta estaba a reventar.
Tercera Etapa. Restaurante El Tío Rodrigo y La Tía Velarde. 1930 a 2015.
Desde la distribución original de la Quinta existió un pabellón como fuente de sodas llamado Café Quinta Calderón desde 1898 a la par del Gran Chalet de banquetes, si nos ajustamos a lo que narra el historiador Carlos Pérez Maldonado. Trabajó para eventos pequeños en Tertulias y reuniones de clubes que no necesitaran mucho espacio. También se combinaba con el salón grande para hacer las veces de recepción en un evento de 300 o más gentes.
Rodrigo El Tío Velarde se dispuso a condicionarlo con asadores para poder dar un servicio de restaurante norteño o regional al aire libre bajo la sombra de los árboles. Es muy meritorio que durante más de 50 años el menú del Restaurante El Tío siendo sencillo, hubiera atraído al paladar de tantos comensales, domingo a domingo y en cualquier día. La afición a la restaurantería debe verse como eso, una afición, no como un negocio. Es una labor social. El restaurante estaba abierto todos los días del año y al frente mi padre, mientras Dios le dio vida.
Quién no fue, alguna vez, a comer el cabrito a las brasas de mezquite y las agujas de res, en su patio bajo las jacarandas en flor.
Rodrigo Velarde Ortiz
Proponente: Rodrigo Velarde Ortiz



